Uno de los criterios de seguridad que muy probablemente se implantará en los centros deportivos es el de no permitir el acceso a usuarios con una temperatura corporal determinada (en la Comunidad de Madrid, 37.2 C)

Esta medida no es fácil de adoptar por motivos logísticos y porque hay que establecer un protocolo bien definido para gestionar las incidencias (¿cómo le decimos a un usuario que no puede entrar porque tiene unas décimas de fiebre?)

La tecnología nos ofrece tres tipos de soluciones para poder realizar este control de seguridad:

1. Termómetro de infrarrojos médico: Son termómetros de poca distancia (15cms) que miden la temperatura por infrarrojos.

Pros:

– Son muy económicos (no superan los 100€)

– Son fáciles y rápidos de utilizar

– No requieren instalación y son fáciles de manejar

Contras:

– Su uso no cumple el requisito de mantener una distancia de seguridad con el usuario

– Mide la temperatura de un punto concreto, por lo que la precisión depende de cómo se utilice (el mejor punto de referencia sería el lagrimal)

– Suelen tener una precisión bastante baja (habitualmente ± 1.0 °C). Modelos con más precisión son difíciles de encontrar (por ejemplo Xiaomi iHealth P3)

– Implica una sobrecarga de trabajo para recepción o tener que dedicar una persona en la entrada para hacer las mediciones

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2. Termómetro termográfico manual: Son termómetros manuales que pueden operar a una distancia de más de un metro y que analizan una imagen termográfica de toda la cara, indicando la temperatura más alta de la zona

Pros:

– Tienen un precio inferior a las cámaras autónomas (1.000-1.500€)

– No requieren instalación y son fáciles de utilizar

– Se pueden realizar mediciones respetando la distancia de seguridad

Contras:

– Suelen tener una precisión de ± 0.5 °C, por lo que una persona con 37.6°C puede dar un falso negativo o una persona con 36.7°C un falso positivo (sobre una temperatura de referencia de 37.2 °C)

– Implica una sobrecarga de trabajo para recepción o tener que dedicar una persona en la entrada para hacer las mediciones

– No son fáciles de conseguir (plazos de entrega bastante largos)

– Hay muy poco nivel de implantación, por lo que apenas hay referencias de uso para saber su funcionamiento en un entorno real

 

3. Cámara termográfica fija: Son camaras que pueden operar a una distancia de varios metros, analizando la temperatura de diversas personas de forma simultánea

Pros:

– No requieren interacción ni supervisión. En el caso de detectar una temperatura por encima de la de consigna, emite una alarma

– Se pueden realizar mediciones respetando la distancia de seguridad

Contras:

– Un precio bastante elevado (7.000-15.000€)

– La precisión habitual es de ± 0.5 °C, pero se puede mejorar hasta ± 0.3 °C con la ayuda de un calibrador llamado ‘blackbody’ (cuyo coste ronda los 3.000-4.000 €)

– Requiere de un mantenimiento y calibrado (si se instala sin el calibrador automático)

– Requiere instalación: Colocar la cámara (en un trípode, pared, techo…) en el lugar adecuado, el calibrador en un sitio visible para la cámara, conectar una pantalla de visualización y un software para gestionar la cámara.

– Son soluciones bastante técnicas con bastantes parámetros que complican determinar cual es el modelo adecuado (resolución de la cámara, rango de temperatura, precisión, sensibilidad, espectro, lente, etc.)

– No son fáciles de conseguir (plazos de entrega bastante largos)

– Hay muy poco nivel de implantación, por lo que apenas hay referencias de uso para saber su funcionamiento en un entorno real

 

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Ejemplo de funcionamiento: